Hay personas que dejan
una huella en tu vida,
pero otras una herida,
nunca podré juzgarlas
tal vez la culpa fue mía.
No guardes los rencores
bajo llave en cajones,
sueltalos con el aire
cómo hojas de otoño,
qué formen remolinos
color añil y rojo.
Aquellas que dejan huella
son una luz encendida
como el faro en la niebla
que al marinero guía.
Es tan corto el camino
e incierto el destino,
para así malgastarlo
sin haber vivido.
Porque no tiene nunca
retorno este gran río.
Vivian Esteban

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