miércoles, 30 de junio de 2021

Cuéntame un cuento

 Cuéntame un cuento, uno dulce y tierno,

ese que me gusta tanto, ese que con tu abrazo

 me hace dormir, cuéntame un cuento que me

haga soñar un mundo más bello.

Abrázame fuerte para perder el miedo y

sentir el calor de tu cuerpo.

Cuéntame un cuento al oído y acaricia mi pelo de seda y trigo.

Y soñare con alas de algodón de azúcar y así tener dulces sueños.

Y perderme en tu pelo cano y surcar tus arrugas de amor inmenso.

Y si agitada despierto, abrázame fuerte y ahuyenta mis miedos.

 

 

Vivian Esteban


lunes, 28 de junio de 2021

Cristal

    Corazones de cristal, frágiles,

con un golpe de la vida quiebran en mil pedazos.

Limpios como el agua del rio que fluye por el cauce de la vida,

como el cristal que choca en el brindis

del amor y festeja los fracasos.

Fragmentos imposibles de recomponer

sangrando las heridas.

En cada amanecer, en cada palpitar, un rastro

de amor siempre quedara.

Y un tintineo de añicos en un redoblar.

Las aguas turbias van, mas déjalas reposar y solas

cristalinas  se volverán.

 

Vivian Esteban

miércoles, 16 de junio de 2021

Niñez

 Dulzura en tardes de verano.

Los niños juegan sus risas te llenan.

Corretean inocentes sin miedo ni pena.

Bella es la infancia pura como la nieve,

traviesa  salta sin tregua por la pradera.

El vaivén del columpio al cielo les lleva

queriendo tocar con las manos la más

bonita estrella:

¡más fuerte, más fuerte,¡ que no puedo cogerla.

Por más que lo intentas ya no tienes fuerzas y

tu pequeña mariposa ya casi sola vuela.

 

 

Vivian Esteban

Sola quedó la aldea.

 Sola quedó la aldea.                                                         

Ya no se oyen las risas de los niños

en el patio de la escuela.

Ya solo el murmullo del rio queda.

No se oye el sonido del cabruñar en la siega,

solo los grillos cantan en la pradera.

Ya no va la moza a sallar a la siembra,

ni cosecha en cada surco ilusiones y amores,

solo se oye el eco lejano del canto del cuco.

Ya no va el ganado a beber a la fuente, no resuenan

las alegres esquilas.

Solo hay silencio ya no hay gente.

Ya solo se oye el graznar ronco de la corneja.

Ya sola y triste quedo la aldea.

Ya no canta el segador en la siega.

Ya no huele a pan caliente en la masera.

Ya no lleva la moza el almuerzo en la cesta,

solo hay silencio en las praderas, el picoteo del

picaniellu en los castaños  y robles.

Ya no cantan las mujeres en el lavadero entre

espumas de jabón, ni echan la ropa al verde esperanza.

Ya no esfuellan el maíz en las tardes de invierno

contando historias a los nietos.

Ya no hay vida en la aldea, ya no.                     Vivian Esteban