Tenía un mandil la abuela
que para todo servía,
lo mismo transportaba
cualquier tipo de mercancía
que la cara te limpiaba.
Otras el te escondía
si vergüenza te daba,
su vestido protegía
cuando el agua salpicaba
si fregaba la "cacia".
Las lágrimas te quitaba
cuando algo daño te hacía.
La vuelta ella le daba
lo cosía y lo zurcía
y como nuevo quedaba.
Te tapaba cuando llovía
pero ella se mojaba.
Cuando la olla hervía
como paño lo usaba.
La recuerdo todavía
y lo bien que le quedaba,
unos de cuadros tenía
que ella confeccionaba,
tenía otros con puntilla
que ella siempre reservaba
y para el Domingo tenía.
Cuanto partido sacaba
y de cuanto protegía,
como secretos guardaba.
Vivian Esteban
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