Los hijos son de nuestro tronco las ramas,
ellos llegan sin pedírnoslo al mundo,
pero se aferran a él como a las entrañas,
desde la primera nalgada a menudo,
la vida les causa el llanto y tú tratas,
de darles consuelo y romper ese nudo
qué puedan causarles dolor y lágrimas.
Vuelan, se van y abandonan ya el nido,
será una suerte y darás gracias,
al ver que un buen camino han elegido,
sus logros y metas también serán tuyas,
será lo mejor que te haya pasado
cuando de la vida y la lucha descansas
y ellos su hogar y nido hayan formado.
Vivian Esteban
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