Primaveras y flores en el pelo,
y penas y pesares en el pecho,
los años que van pasando como el viento,
se escapan como arena entre los dedos.
Saboreas con lentitud los momentos,
cómo los más sabrosos caramelos.
Sabios de la vida y del tiempo,
reflejos de arrugas en el espejo.
Suturas en las heridas del cuerpo,
cicatrizan con caricias y besos,
se funden con los más puros deseos.
La tarde ya llega con sus otoños.
Vivian Esteban
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