A la barbarie nos acostumbramos,
el horror más cruel como despiadado
en los ojos de un niño reflejado
quedamos impasibles, no actuamos.
Con nuestro cruel silencio apoyamos
al poderoso genocida armado,
difícil recomponer tanto daño
pues a su suerte a un pueblo abandonamos.
Hasta cuándo a su dolor ignoramos
la dulce infancia al niño le han robado
con lágrimas su cuerpo está bañado.
Cuanto dolor ver a un ser amado
con la sangre inocente y mutilado
y el corazón de dolor desgarrado.
Vivian Esteban
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