La huella que deja una abuela
permanece surge y persevera,
siempre los acunarán sus brazos
en la piel los llevamos tatuados.
Una segunda madre será ella
incluso a veces la primera,
Con un cariño la recordamos
dulce, aunque pase muchos años.
Ellas tienen ese don especial
te colman de amor con paciencia.
Esa estrella siempre irá a tu lado
tu ángel de la guardia por ti velando.
Será siempre eterna guerrera
que da todo y con nada queda,
y sonriendo la recordamos
es un hilo que nunca cortamos.
Va para ellas este poema
que superaron batallas y guerras,
una época del grito callado,
que con valentía superaron.
Vivian Esteban
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