viernes, 8 de septiembre de 2017

Caminando por los Campos Elíseos
Un aire perfumado recorría mi olfato
despertando ese amor tan aflorado
de nuestras almas gozando el deseo.
Mis ideas se perdían entre la gente
que caminaba bajo la lluvia fresca;
de todo había pasado en mi mente
al recordar esa aventura novelesca.
Tan joven y radiante tu piel se lucía,
yo, un viejo el olvido y amargado,
la vitalidad que mostraba tu energía
enseñaba cuanto me habías amado.
Noches dormidas con el Sena calmo
Fueron momentos irrepetibles de vivir;
me quisiste religiosamente en salmos
de amor, que concebían mi porvenir.
Sacaba fuerzas de mi perdida juventud,
te hacia pájaros en sueños de colores,
el Louvre nunca atestiguó ingratitud
por ser testigo del amor sin derroche.
Monumento de tu pasión desmedida,
despertabas  envidia en los corazones;
la Torre Eifel parecía de pie dormida.
Esa ciudad embanderada de mi espíritu luz
Guardará la magia que por ella abracé
quedando mi  piel marcada por su cruz
y la melancolía amorosa que no olvidaré.

John Clark

No hay comentarios:

Publicar un comentario