Selladas están en los labios las palabras mudas.
Ahogan la garganta como orca.
Anidan como enjambres en el cerebro.
Como metralla que quiere salir del cañón.
Mordaza que ahoga pensamientos.
Miradas que hablan lo que las bocas callan.
Sentimientos heridos que arrancan las raíces
de la carne, del rencor.
Metralla
incrustada en la carne.
La última gota de sangre que queda en las venas,
derramada en el dolor de lo perdido, en la siembra
del rencor.
En surcos renacen las amapolas de roja sangre.
Vivian Esteban
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