viernes, 17 de junio de 2011

Maleta de ilusiones


ilustracion de Yosune


Palabras,  frases…fluyen como un manantial, dicen lo que piensa,  expresan lo que siente, se imprimen en el papel al compás del tecleo de su Olivetti, tac, tac,  tac,  tac,  tac, tac…
Emprenderán su destino,  un semanario local,  serán recortadas,  censuradas…
La abuela está en la cocina hablando con mamá y yo gateo por la casa, ajena a todo lo que ocurre. Me tropiezo con unos grandes zapatos bajo la cortina que separa la cocina del pequeño pasillo que da a la puerta de la calle. Retrocedo y se lo voy a decir a la abuela:
-¡Abuela , abuela¡ ¡Tienes ahí unos zapatos muy grandes¡
-¿Dónde, hija, dónde?
-¡Ahí debajo de esa cortina¡
La abuela se asusta y va corriendo hacia la cortina. La aparta y va hacia la puerta de la calle: es cuando se da cuenta de que estaba abierta: sin duda, los estaban espiando.
Yo no puedo comprender qué es lo que pasa,  sólo sé que no es nada bueno.
En la casa el miedo se apodera de todos: están nerviosos, lo noto; pero yo no puedo comprender el porqué.
Los días pasan y el temor sigue presente, hablan y hablan mucho y lloran más…
Pronto llegarán las amenazas: no hay más remedio, hay que partir,  huir a otro país…
Un carné falso, una maleta llena de ilusiones y desilusiones….
Los niños se quedan con los abuelos. Un día llaman a la puerta. Golpean con fuerza y tenemos miedo. La abuela abre y dos hombres con largas gabardinas le hacen preguntas en tono amenazador. La abuela responde. Machacan  todo, abren cajones, armarios, levantan los colchones, lo

revuelven todo y exacerban el tono de voz. La abuela calla y no pierde la compostura. Me asombra su temple pero no comprendo lo que pasa. Cuando se van, la abuela llora y todos lloramos. Pero papá está a salvo: se fue a otro país y allí no pueden hacerle daño, nos dice la abuela.
Me acuerdo de su partida y del libro que me dio y me dijo que guardase: Platero y yo. Lo tomé como un tesoro y aún me acuerdo de él cuando lo leo. El burrito blanco de algodón me transmite mensajes de libertad. Y espero su regreso. Algún día todo será como antes y nada ni nadie podrá separarnos… y traerá la maleta llena de sueños e ilusiones. Mientras, estaremos aquí al cuidado de nuestra querida abuela, hasta que lleguen tiempos mejores.

Vivian Esteban 

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